domingo, 26 de junio de 2011

Elena Asins



Todos los amantes de la abstracción geométrica tienen una cita ineludible en la muestra que el MNCARS dedica a la madrileña Elena Asins. Aunque más que una cita deberíamos decir una misa a juzgar por la pureza y calidad de las geometrías de la reciente septuagenaria artista.

Allí se exponen por doquier los ángulos rectos, los planos y las líneas en una lujuria matemática por la que todo amante del estilo debería quitarse el sombrero.

Asins es una purista, una ortodoxa ortogonal, un orgasmo perpendicular que eriza las escarpias con la misma intensidad que otros maestros mil veces más reconocidos.

Un paseo por la muestra significa no saber por qué obra decidirse. Si por las extralargas impresiones de planos sabiamente conjuntados o por la infinitesimal delicadeza de dos líneas paralelas que acaban besándose para asombro de los matemáticos.

La obra de Elena Asins no es solo desde luego un ejemplo de la mejor abstracción geométrica de la historia del arte, es también la prueba definitiva de cómo los mercados, los críticos, los catedráticos y demás sanguijuelas de la creación han relegado a un segundo plano una trayectoria artística por el simple hecho de ser creada por una mujer.

Porque Asins, insisto, está a la altura de los grandes maestros geométricos de la segunda mitad del XX, y probablemente muchos, yo mismo, no la conocíamos, como si lo hacíamos, por ejemplo, con el autor que ilustra la cabecera de este blog.


Hay sin embargo en la muestra una carencia en la explicación del proceso creativo de la artista, según cuenta el texto, muy ligado a las matemáticas y los computadores. De modo que el visitante desconoce si las obras son el resultado de unos parámetros insertados en un programa o sin embargo se deben a la sencilla, poderosa y elegante sensibilidad del artista.

No obstante, el resultado, al margen del proceso, a menudo despreciado por los geométricos, es sobresaliente.

ELENA ASINS

ELENA ASINS. Fragmentos de la memoria

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